Meditaciones

Último gran exponente de la filosofía estoica, el emperador Marco Aurelio escribió en griego, en las noches de campaña a lo largo de sus últimos diez años, unas meditaciones que todavía hablan al corazón humano por su noble sinceridad acerca de las cuestiones esenciales. Descendiente de una familia de origen hispánico, Marco Aurelio nació en Roma en el año 121 de nuestra era y, tras ser adoptado por Antonino Pío, lo sucedió como emperador, ocupando el cargo desde el año 161 hasta su muerte en 180. Su reinado, que ocupa la época de máxima extensión de Roma, estuvo marcado por las numerosas y dilatadas guerras que mantuvo contra los pueblos que habitaban en los límites del Imperio, sobre todo frente al Danubio. El último de los grandes emperadores Antoninos hubo de demostrar repetidamente entereza y valor a lo largo de estos veinte años; se comportó siempre como un filósofo estoico y un digno romano. Sin embargo, su devoción por las letras fue notoria, y dedicó muchas horas al estudio de la filosofía. Durante los descansos que le concedían su intensa actividad bélica y las obligaciones políticas, en las noches de vigilia de los diez últimos años de su reinado, estando de campaña, compuso las Meditaciones, una de las principales obras del estoicismo romano, pese a estar redactadas en griego. Los doce libros que forman esta obra constituyen una compilación de ideas y sentencias breves en la que Marco Aurelio reflexiona sobre temas como los límites de la naturaleza humana, la fugacidad del tiempo, los valores morales o la manera correcta de conducirse en la vida. Las Meditaciones carecen de orden sistemático y consisten en los apuntes de un diario personal; Marco Aurelio no usa un tono elevado ni grandes abstracciones, sino que se dirige a sí mismo con veracidad; la grandeza que se percibe en sus escritos es real, no retórica ni literaria. Ningún otro gran personaje del mundo antiguo nos ha legado un testimonio personal tan sincero y hondo, de tanta inmediatez e intensidad. Traducción y notas de R. Bach Pellicer. Introducción y revisión de C. García Gual.

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