La fotógrafa vienesa ama la naturaleza, es vegana y tiene una pequeña selva en medio de la ciudad. En su balcón urbano de 10 m2 cultiva más de 50 verduras, hortalizas y frutos del bosque en jardineras elevadas que ella misma ha construido. Sus miniparterres, macetas y jardineras colgantes están repletos de plantas y cada año no paran de aumentar. Creció trabajando en un jardín y cavando la tierra.